ENTREVISTA

 Para los que aún no la conocen, haremos una breve presentación de la autora: Michele Jaffe es una escritora estadounidense afincada en Nueva York. Es doctora en Literatura Comparada por la Universidad de Harvard, pero decidió abandonar la investigación universitaria para convertirse en agente del FBI. Sin embargo, la vida la llevó por otro camino y quedó atrapada en los senderos de la Literatura, donde resuelve crímenes de creación propia. Es autora de la saga de novelas románticas de la Familia Arboretti, thrillers para adultos y novelas juveniles. Ediciones del Laberinto publica en noviembre Muerte entre las rosas, su última novela juvenil, en castellano y catalán. Es la primera novela de la autora publicada en dichos idiomas.


Ediciones del Laberinto: Michele, hemos disfrutado mucho con la lectura de Muerte entre las rosas. Empezaste tu carrera como escritora de libros de ficción para adultos. ¿Qué te hizo interesarte por la literatura juvenil?

Michele Jaffe: Hello! ¡Hola! ¡Saludos! ¡Uooohhh! ¡Estoy emocionadísima! Bueno, se supone que tengo que contestar a la pregunta, ¿no? De acuerdo. Ahí voy.
Para mí, la única diferencia entre escribir para adultos y escribir para jóvenes es que la literatura juvenil se presta a mayores raciones de besuqueo y a que los personajes lleven ropa de marca. Dado que, tanto el besuqueo, como la ropa de marca, me gustan muchísimo, me pareció que la literatura juvenil era un buen objetivo al que dirigirme. Además, llevaba ya un tiempo escribiendo thrillers de asesinos en serie para adultos y estaba empezando a tener pesadillas HORRIBLES. ¿De esas de las que te despiertas gritando e intentando estrangular a la persona (o al peluche) que duerme contigo? Pues sí, de esas. Me pareció que eran una señal de que tenía que tomarme un descansito. Además, mucha gente (sí, sí, te estoy mirando a ti, Meg Cabot) me decía que parecía que tenía diecisiete años (sí, papá, ahora te estoy mirando a ti), y no la edad que realmente tengo (solo porque no me parece que haya nada de malo en ir por casa vestida con ropa interior de Wonder Woman y patines).
Pero bueno, en realidad me pasé a la literatura juvenil por el besuqueo y la ropa de marca, creo.

E. L.: Nos gustaría saber cómo te inspiraste para escribir esta historia. ¿Cuáles son tus escritores de referencia? ¿Es tu estilo similar al de algún otro escritor?

Michele Jaffe: Muerte entre las rosas es un libro que evolucionó de una simple fantasía mía (la de pasarme todo el día metida en la cama) y de un miedo también muy básico (el de que todos mis amigos me odiaran en secreto). Decidí unir ambos elementos y explorar llevándolos al extremo. Esa fue una de mis fuentes de inspiración. La otra es que leo muchísimo: periódicos, revistas, mensajes irónicos estampados en camisetas, pósters, galletas de la fortuna, la propaganda que el restaurante chino de mi barrio me deja en el buzón de vez en cuando… Todas esas cosas me inspiran. Ah, claro, también leo libros. Mientras escribo, leo principalmente libros de gente muerta, porque los de escritores vivos me hacen sentir insegura pero, cuando leo novelas de gente viva, casi siempre leo libros divertidos, de Meg Cabot o Louise Rennison, porque la vida ya es bastante amarga como para amargarse leyendo.
Creo que mi estilo literario se asemeja al de Shakespeare y al de Homero. Ja, ja, ja, ya me gustaría. Al de Homer Simpson quizá si se parezca un poco. Bueno, bromas aparte, me da reparo decir que mi estilo se asemeja al de otro autor, porque eso implicaría que la persona mencionada es una loca de Locolandia como yo y me arriesgo a que se enfaden, vengan a por mí y tenga que poner en práctica mis habilidades ninja, y la última vez que las puse en práctica… bueno, mejor me callo. Mi abogado dice que no debería hablar de ello.

E. L.: Los personajes de Muerte entre las rosas son potentes, fascinantes, sólidos. Creemos que es uno de los puntos fuertes del libro. ¿Cómo te inspiras para crearlos? ¿Te identificas con alguno de ellos?

Michele Jaffe: ¡Pero qué majos sois! Thank you! ¡Gracias! Siempre que escribo, cruzo los dedos para que mis personajes cobren vida. Vivo en un barrio de Brooklyn en el que hay una gran proliferación de músicos y artistas (y pizzerías), gente con vidas ruidosas, de colores chillones, con complicados tatuajes… Espiar a la gente que hay a mi alrededor me da muchas ideas. Uy, ¿he dicho espiar? Ja, ja, ja. Es BROMA. Me refería a escuchar y observar. Muuuy de cerca…

E. L: Algunos personajes de Muerte entre las rosas comparten un gran miedo a la soledad, un elemento que nos ha parecido fundamental en el desarrollo de la trama. ¿Cómo crees que influye en la historia este elemento? 

Michele Jaffe: Últimamente pienso mucho en cómo la mayoría de la gente deja que el miedo (un sentimiento negativo) guíe sus vidas, en lugar de dejarse guiar por sensaciones positivas, como la ilusión o la esperanza, y en lo dañino que esto resulta para su calidad de vida. En Muerte entre las rosas, me interesaba mostrar cómo el miedo a la soledad (o su hermano gemelo, el deseo de sentirse aceptado), puede inducir a tomar una serie de decisiones que son peligrosas e, incluso, potencialmente catastróficas. Espero que uno de los mensajes que trasmita Muerte entre las rosas sea que el miedo en sí mismo es paralizador. En la novela esto se percibe en sentido literal, cuando Jane está paralizada en el hospital, y también en sentido figurado, cuando establece amistades que nacen condenadas a morir porque, en lugar de estar fundamentadas en el afecto, se basan en la inseguridad mutua. En cuanto miras a la soledad a la cara y te das cuenta de que no da miedo, puedes renunciar a ella. Y de repente te das cuenta de que, en lugar de sombras, hay gente a tu alrededor en la que ni siquiera habías reparado. Mi deseo más profundo, el que me hace cruzar los dedos y pedirlo cada vez que veo una estrella fugaz, es que mis libros puedan ayudar a los lectores a pensar sobre estos temas y superar sus miedos. Que mis libros los lleven a un lugar en el que lo que los motive sea la ilusión, la esperanza, y no el deseo de huir, sino el de correr (o patinar), hacia algo. Porque perseguir un objetivo da miedo, pero también tiene sus recompensas.

E. L: Muerte entre las rosas es una novela llena de suspense y misterio, elementos narrativos que manejas con maestría. Nos hemos pasado toda la lectura en vilo, sospechando de prácticamente todos los personajes y haciendo apuestas sobre quién sería el asesino. ¿Cómo aprendiste a manejar con tanta soltura estos elementos narrativos? ¿Es cierto que te preparaste para ser agente del FBI tras obtener tu doctorado? ;-)

Michele Jaffe: Entre los autores fallecidos que me inspiran, la mayoría son maestros del misterio, el suspense y el terror, como Agatha Christie, Dorothy Hughes, Mary Stewart o Shirley Jackson. Me moriría por contagiarme aunque fuera de un mínimo ápice de su talento. Es cierto que también he invertido mucho tiempo entrevistando a agentes de policía y del FBI, así como a gente de criminalística (los verdaderos profesionales en los que se basa CSI). Tengo una enorme biblioteca con títulos como Investigación práctica de homicidio, Criminalística, Análisis de manchas de sangre, Incendios provocados, Historia de la mentalidad criminal, Diccionario de asesinos en serie… No solo son buenas fuentes de documentación, sino que me enorgullezco de enseñárselos a mis potenciales pretendientes, para que sepan que sabría cómo deshacerme de un cuerpo… llegado el caso.

E. L.: Otro elemento que nos parece muy original es el hecho de que el personaje protagonista está paralizado, creando una atmósfera un tanto opresiva. ¿Cómo se te ocurrió la historia de la resolución de un misterio desde una cama de hospital?

Michele Jaffe: Casi siempre, en las novelas de misterio (inclusive en las mías, como por ejemplo sucede en la serie Bad Kitty), la persona que trata de resolver el misterio se pasa toda la narración en una especie de triatlón: corre, salta, allana edificios, persigue tipos malos (o tipos buenos, o tipos que están buenos pero que puede que sean malos, o repartidores de pizza…). Vamos, que es agotador. En esta novela quería ver qué pasaba si la persona que tenía que resolver el misterio no podía moverse.
Y, cuando un asesino te pisa los talones, estar inmovilizado puede ser un graaan problema.

E. L: ¿Cómo es la relación con tus lectores? ¿Mantenéis correspondencia por correo electrónico? ¿Haces caso de sus consejos y sugerencias?

Michele Jaffe: Adoro a mis lectores y me encanta que me escriban. En mi web hay una aplicación específica para mandarme e-mails y leo absolutamente todos los correos que recibo. Leerlos se me da mejor que responderlos porque me emociono y me da por escribir correos larguísimos y al final no termino nunca lo que tengo que hacer. Estoy esforzándome para que, de larguísimos, se queden en simplemente «largos». Mientras lo consigo, he de decir que realmente me encanta que mis lectores me escriban. Me gusta leer sus correos incluso más que comer pizza. Y siempre trato de seguir sus consejos (a no ser que los consejos sean ponerme botas de esquimal, algo a lo que me opongo fervientemente).

E. L.: ¿Cuándo supiste que querías ser escritora? ¿Qué le aconsejarías a alguien que empieza a escribir y quiere llegar a ser escritor?

Michele Jaffe: Tengo tres consejos fundamentales para cualquiera que quiera dedicarse a escribir:
1. Escribir todos los días.
2. Todos los días. En serio.
3. Ir a la universidad y licenciarse en algo para poder tener una fuente de ingresos alternativa a la escritura.
Escribir es como hacer ejercicio: lo más duro es tener la disciplina de obligarse a hacerlo, porque los resultados solo se ven a largo plazo. Por eso, hay que ser disciplinado y también hay que buscar una manera de poder pagarse las pizzas, el helado, los zapatos nuevos y el techo bajo el que dormir.
Yo llegué a la escritura por accidente. De hecho, soy la última persona que debería haberse convertido en escritora, porque suspendí Escritura creativa el primer curso de universidad, soy incapaz de deletrear correctamente y tengo una relación bastante liberal con las gramáticas de los tres idiomas que hablo (inglés, italiano y micheljaffiano). Pero, después de graduarme y obtener mi doctorado, un día me desperté y me di cuenta de que no había nacido para ser profesora universitaria. Sencillamente, no podía. No tengo la paciencia suficiente, mi pelo es un desastre, me sienta fatal el tweed y no soy capaz de usar frases del tipo de «El mecanismo heurístico de la reconstrucción, cuando esta se impone a…» sin partirme de risa. Esta revelación me vino cuando estaba viviendo en Venecia, recabando información para mi tesis. Después de tenerla, el siguiente día de lluvia decidí pasar olímpicamente de ir al archivo de la biblioteca y empecé a escribir una novela. No volví a la biblioteca hasta pasados seis meses, cuando la novela estuvo acabada. Al igual que mi tesis doctoral, estaba ambientada en la Venecia renacentista, pero tenía bastantes más adverbios que la primera.
Ese, creo, es otro motivo por el que recomiendo estudiar algo que no tenga que ver con la escritura: todo lo que aprendas, todo lo que veas y experimentes, enriquecerá tu escritura.

E. L.: ¿Te gustaría que Muerte entre las rosas (o cualquier otro de tus libros) diera el salto a la gran pantalla? ¿Te han hecho alguna oferta para convertir tus novelas en guiones?

Michele Jaffe: Me encantaría mucho, muchísimo, muchisísimo ver Muerte entre las rosas en una pantalla, fuera del tamaño que fuera. Sería fantástico que alguien quisiera llevar mis libros al mundo real. Y tengo un montón de modelitos perfectos pensados para los estrenos… Algunos de mis libros han despertado interés en la industria cinematográfica, pero aún no tengo ninguna propuesta definitiva… por el momento. (Cruzo los dedos). (Y cierro los ojos para seguir soñando).

E. L.: Por último, nos gustaría agradecerte tu tiempo, Michele. Estamos seguros de que la publicación de Muerte entre las rosas en castellano y catalán hará aumentar tu cupo de lectores. Esperamos que sea el primero de muchos libros tuyos publicados en nuestro país. ¡Enhorabuena!

Muchísimas gracias. Espero que mi libro proporcione horas de satisfacción y jugoso entretenimiento.

Besos, besos, besos y abrazos,
Michele