¿Fue el portazo al cerrar el coche o cuando se marchó de la fiesta, airada?
Demasiado difuso todo. Recordaba haberse marchado harta, aburrida; siempre lo mismo. Sobre todo ellas, tan falsas.
Cuando sintió el aire irrespirable decidió irse; sin despedirse, sin besos. Quería salir sin que nadie se diera cuenta, pero al cerrar la puerta sintió una mirada clavada en su espalda, e instintivamente tiró fuerte dando ese portazo que vagamente recordaba, aunque ahora no tenía la certeza de si fue real.
Tenía las manos debajo de la sábana; la izquierda le dolía como si se hubiera lastimado. Tanteó con la derecha y la punzada de la aguja del gotero le devolvió algo de lucidez hasta ser consciente de dónde estaba. El pánico le hizo recordar algo; giró la cabeza y vió el anillo en la mesilla junto al reloj, el agua, el mando de la cama reclinable.
Se relajó.
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