jueves, 1 de diciembre de 2011

Estefanía Esteban. A doscientos por Pride Aveny.

Señorita J., le quedan menos de dos horas; conoce las normas, si retrasa el plazo una vez más, mi gorila se lo cobrará a su manera.
Cuelgo el manos libres, nunca he visto la cara del desgraciado que me ha jodido la vida. El edificio Hank. Saco la tarjeta del despacho, sé que allí mi jefe guarda aquel anillo de diamantes. La noche que tuve que quedarme a «hacer horas» intentó engatusarme mostrándome sus recientes adquisiciones.
July, o los juegos de apuestas o yo.
Todos han intentado sacarme de esta mierda.
Oscuro y silencioso. Subo al quinto, cuando salga de ésta no volveré jamás. Abro la puerta sin esfuerzo, quizá se hayan olvidado de cerrarla.
Cómo te has atrevido, ¡desgraciada!
—Tú...
Lo entiendo todo en segundos, aún así no lo suficientemente rápido como para esquivar la bala que me atraviesa el pecho.

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